sábado, agosto 4

Manos peligrosas, Sam Fuller

170 minutos, toda la cadena Hollywood en marcha para crear la magia de quien sabe que representa la esperanza. Las primeras películas consumo: productores persiguiendo, directores discutiendo, actores sufriendo. Inicios de los '50, todo por el público y dos bloques políticos por en medio. Comunismo, liberalismo y en medio el elemento de discordia: el gran pillaje del conquistador sin remedio. Una única salida: uno mismo. El héroe destruido, otro entre millones de ángeles caídos. 

¿Entretenimiento? 50 años después, el arte es todo aquello que cuesta entender. La trama era revelada, sin concesiones a la Historia. En el inicio el cine era tan evidente que no necesitaba exponerse. El expectador era inteligente. Miles de americanos en su momento más vanalizado llendo a ver una película que ahora sólo se explica en seminarios. 

Resolvamos la retrospectiva: ¿Era el comunismo el demonio o la salvación? ¿Quedaba otra vía que buscar un enemigo a un camino que ya venía torcido? Régimen vs libertad, y en medio el dinero -como el conflicto que resuelve la necesidad-. En esa supervivencia el héroe representa la dignidad, el hombre que no rige por más principio que el respeto. Y ni amo ni dios, ni ley ni razón, la búsqueda de la paz y del tiempo impertérrito.

¿Es un thirller, un romance, un film noir? ¿Qué busca Fuller en esta historia que queda sin final? Sólo es el visor de una pupila que se guía por su única salida. No deja ninguna otra explicación. Sin pretensión, el héroe es quien parece ser los que le ven. No esconde aunque sea la mentira su única protección. Pero, entre la verdad y la ficción, ¿quién acaba saliendo impune de todo el marrón? Sólo quién no buscaba otra explicación que la de vivir la vida que tampoco escogió.

No hay comentarios: