Pecados en tiempos de crisis

Uno de los pecados que no me puedo quitar de encima es el de la inocencia. Así que cuando veo que hay crisis mundial me alegro y pienso que a lo mejor en éstas pueden cambiar las cosas. Y más cuando leo de algunos gurús económicos buenas intenciones y hasta planes destinados al desarrollo. Pascal Lamy, director del OMC, ha vaticinado una idea para incentivar la economía a largo plazo: ¡la inversión en África!


A lo mejor la inocencia es un pecado más extendido de lo que creo.



La última crisis ha tenido otro pecado como causa: la arrogancia. Que un país deje que se otorguen créditos -subprimes- a gente que no sólo no tiene medios, sino tampoco posibilidades, es un signo de cómo creen algunos que siguen dirigiendo el mundo. Pero la economía va por un lado y el Estado por otro, como ha demostrado Estados Unidos. Y la cosa les hubiera salido redonda si siguieran dominando el mercado, o si hubieran sabido repartirlo. Pero ante la ley del más fuerte llegaron 1.000 millones de chinos que se han comido sus multinacionales, y ahora van a por los recursos. Así que en estas cosas de la bolsa y de la futurología, Occidente se ha quedado con poco más con que competir que sus ideas. Y como la riqueza natural no es uno de sus fuertes (y encima negocian el petróleo a base de bombas), pues a pensar de qué forma van a mantener el ritmo de vida.

La crisis capitalista es un rejuste de fuerzas de poder, que en un gráficos de esos de bolas, Asia cada vez acapara más. Y como para estar ahí ha tenido que salir casi con peores condiciones sociales que Estados Unidos, pues el todopoderoso no sabe ya por dónde arañar. Pero para todo tienen una fórmula, apoyada por la Reserva Federal, la que dirigía el famoso Greenspan: abrirse todavía más, quemar las últimas medidas proteccionistas (algo así como exprimir los precios a cuenta de reservas e ingresos). Como si se tratara de una batalla para ver quién es más chulo: todos a lo mismo y que gane el mejor. Y quien gana es quien consigue más formas de explotación. Y en esto Occidente se ha quedado sin Asia, por eso ahora piensan si no será virgen África para plantar ahí los cereales, biocombustibles y comida para media humanidad. Y digo yo de paso que pongan alguna escuela y algún hospital, para que no se mueran de hambre y puedan trabajar. No sé si será demasiado altruismo para las multinacionales, pero el caso es que los gurús que mencionaba antes creen que esa sería la mejor fórmula.

Pero seguiremos siendo algo ilusos, ¿alguien apostaría que es eso lo que van a hacer? Para eso necesitarían pensar el desarrollo en términos de intercambio y no de acumulación. No sé, a mí me parece que encima les saldría bien, sólo que tendrían que invertir con pactos comerciales (y a largo plazo), y no devastando el primer poblado que se encuentren. Seguramente, sí, la crisi va y es positiva. Seguro que algún genio se inventará una pócima que haga salir lechugas de los tejados, y la tierra para el golf, cómo no. Pero me da que como nos sigamos creyendo con hecho y derecho de explotación, algún día lo que va a petar es nuestro futuro. Porque para sobrevivir ya están los pobres, que pueden comer sólo unas hierbas al día.