En esta ciudad donde las calles están mojadas de envidia y ansiedad.
En estas esquinas donde giras sin saber lo que mirar.
Aquí el asfalto quema las ruedas que llevan donde no había lugar.
Parece mentira que la primera oportunidad sea echarse atrás.

Seguir con vida, hacer ver que respiras tranquila, conservar las rutinas.
Todo el esfuerzo en dibujar tu mentira.
Habrá que peinarse, ni un pelo se sale de donde tiene que quedarse.
Habrá que pintarse, ni una señal que rebele que esto no hay quien lo aguante.

Y después está la infelicidad, la felicidad y su lucha de derechos.
La que nos fuerza a ser como los demás, a no tratarlos por igual.
Ahí su distinción, su manera de creer que su camino es mejor.
Y hacerte de rogar para conseguir su admiración.

Tu vida en juego, clamando a dioses tan volátiles como el fuego.
Te destruirán entero si no adoptas la forma que te dicten ellos.

Si das un paso atrás nadie te recogerá.
Si intentas adelantar currarás tres veces más.
Si te quedas donde estás más vale que sepas defender tu lugar.