Justicia divina

Grande, grande, grande. Si hay que llamar a algo así es a esta peli, a este cómic, a esta historia. Bueno, ya sé, ya sé, que aquí puede haber algún fanático que me lea, y por suerte la mayoría me conocen. Pero yo es que no puedo evitar tener mis tres ideas fijas: diversión, espectáculo y encefalograma plano. YO LO QUE QUIERO ES NO PENSAR!!!!! (dicen que la evolución es la intuición, jaja). Y desde luego David Lynch no entra (concesiones a parte), pero 300 es perfecta.

Defiendo: que por qué? Váyanla a ver. Porque son dos horas, hombre, en las que nadie me pide nada, me lo regalan! ¿Que es eso de que el cine te tiene que provocar algo? Bueno, sí: desahogo. Y con eso no se crean que defiendo las pelis malas. Con una peli mala te pasas todo el rato viendo los fallos y madiciendo a tus muertos por perder el tiempo. Así no se consigue el efecto deseado. Para que la peli sea buena siempre tiene que parecer idiota, pero no saber cómo. Con ésta incluso sales del cine pensando lo listo que eres por parecerte una estupidez y saber que no es fiel a la Historia. Y encima tienes razón.

Salí del cine con mi padre emocionada, exaltada de tanto espectáculo que me había dejado sin uñas. Como siempre me duró poco, porque ya tenía el hombre ahí para decirme que lo malo no era yo, gracias a Dios, sino toda esa gente que se lo iba a creer. Y he estado pensando para escribir esto, y qué quieres que te diga papá, yo, si tuviera que fregar platos, me sentiría como los protas: luchando contra un ejército de 10.000 soldados. Y todavía más, io tampoco sé tanto de Historia, así que no tenía ni idea de la batalla ésta. ¿Y no les parece una maravilla? Quiero decir, que 300 llegaran a matar a medio ejército no se merece una peli, sino un monumento.

Bueno, venga, ya me salen los demonios y llega el Islam. Bueno, ¿y qué si ellos han tomado la épica? No me van a negar que son hormigas contra el Imperio. Ya estoy subversiva, pero tampoco es eso. No pretendo sobresaltar ahora a los que viven bajo presión con ideas revolucionarias tan mentecatas. Para nada. Sólo que me sigo alegrando para mis adentros cuando me imagino que una idiotez así todavía pueda ser cierta. Porque la justicia, aunque contradiga la película, es jodidamente divina.