domingo, junio 15

No hay final

La enésima vez que ETA vuelve a hacer lo mismo y todavía existe una especie de impunidad social sobre los atentados. Creo que dentro de la sociedad vasca hay ya un cansancio o una aceptación implícita de lo que ya no se puede cambiar. No creo que haya ningún político actual que tenga claro el camino a seguir. Ni siquiera tengo a impresión de que ya vean a ETA como su principal problema, como si hubieran asumido que forma parte de su vida.


Pero es un bucle que nunca nos deja en paz, como un virus que si no lo matas con una buena inyección ahí se queda. Y quizá eso es lo que ahora necesita el País Vasco, un chute de fuerzas para frenar de pleno la violencia. Lo peor es que eso necesita de una unidad que hasta ahora siempre se ha resquebrajado. Y sobre todo se necesita tener muy claro que si ETA no se elimina de una vez no es posible seguir para ningún lado.

Pero es política, cuando uno que toma una dirección el otro la discute porque es oposición. No digo yo que cualquiera sea válida, pero a estas alturas todos sabemos que la única vía es lo que ya empieza a ser un utópico discurso de democracia pacífica.

Lo peor de todo es que los implicados tienen ya la sangre contaminada. Incluso yo, que no tengo nada que ver, parece que lo que quiera es caldear el ambiente. Y ante el terrorismo no hay discusión, debate ni golpes de retórica afinados. Lo único que se puede hacer es cerrarse de banda y quedarse callados. Porque el silencio es la única forma de que la violencia no tenga contra quien ir dirigida.

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