sábado, julio 25

O cómo a España se le puede caer la cara de vergüenza

25/07

Ahora que ya ha pasado la ridícula ventisca sobre el secuestro de El Jueves, deberíamos hacer un repaso sobre qué nos ha llevado a hacer de un chiste un debate del siglo pasado. Yo sinceramente creo que es el bochorno del verano, que hace que cojamos ese delirio típico del "porque yo lo digo" de los que seguimos aquí trabajando. Pero antes de las teorías climáticas, me gustaría apuntar las razones que han llevado a que de repente el gobierno pasara por alto el juicio público.

Que un juez se tome por la mano una ley que se puede interpretar como mejor me venga es pan de cada día. Es parte de la naturaleza de la justicia (en minúsculas, que utilizamos como la tortura china, la estiramos hasta que se hace trizas). El último ejemplo, una pareja de lesbianas que pierde la custodia de su hija. Ni las declaraciones de otros majistrados han conseguido que la sentencia cambie. En fin, ejemplos de esta España tan avanzada que nos hace vender el gobierno con leyes progres que sirven para limpiar la cara. Y así lo ha demostrado.

Acebes no se podía ni creer que tuviera la oportunidad de defender, por una vez, una de esas conquistas sociales que su ideología cuestiona siempre con una sonrisa cínica. Porque con esta política de contraataque contínuo de la oposición, no dejaron escapar ni una tarde después de que de la Vega saliera con el papelón de defender a la fiscalía. Una imagen vale más que mil palabras, y la cara de la mujer pensando porqué se habría metido en política lo dice todo.

El asunto ha quedado en menos que nada, pero a mí me parece paradigmático de en qué punto se encuentra España. Ahora todos bajan la cabeza mientras que, _ nombre de El Jueves, aplaude el asunto y aprovecha para representar la parodia con dibujos animados. Y no me extraña, a ojos de Europa debemos estar todavía en la infancia. No hace ni un año que todos se escandalizaban con las represalias por unas viñetas de Mahoma que ahora el Gobierno necesita una semana para ver lo exagerado del caso. Que la ley proteja la imagen de la Casa Real pase. Pero que aquí seamos capaces de diferenciar el mal gusto de la libertad de expresión me parece un signo de inseguridad en nuestra sociedad. La imagen del Rey está protegida por ley, pero la mía, como una de las más, espero que también.

La libertad de expresión es un derecho que, como la justicia, tiene límites difusos. El poder judicial de este país ha ganado mucha credibilidad con los procesos de terrorismo y malversación de fondos, pero la ley debe respetar su poder y el poder sólo debe guiarse por el sentido común. El sentido común se debe a la mayoría, como su nombre indica. No hay juez que pueda aplicar su postura sin antes valorar la opinión pública. Quizá hace veinte años no fuera así, ni quizá dentro de treinta, pero lo que sí sigue igual es que no hay nadie que pueda tomar el derecho por su cuenta. Por más que nos podamos justificar con la ley en la mano, creo que el proceso, que por suerte a sido en verano, sólo ha hecho que reidiculizarnos ante el panorama europeo.

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